Por Marisabel Macías Guerrero
Esta contra-cartografía intentará mostrar la inexactitud del territorio, solo una pequeña parte, de las “grandes preguntas” relativas al amor, la sexualidad y la erótica que me habitan, y que por lo tanto también anidan de vez en vez en mis vínculos sexuales y/o afectivos (familia, amistades, pareja, compañeras, etc.), pero que no siempre logro verbalizar para convite. En realidad, las vierto acá como gesto cariñoso, con el afán de compartir con otras a modo de brindis cuestiones que me rondan desde hace algunos meses y que no pretenden tener respuesta, quizá solo ser espejo. Compartir el viaje.
Puedo decir que nunca había tenido tanta estabilidad emocional, física, mental y económica como en los últimos cinco años, y por supuesto eso se refleja en mi actuar, y viceversa, pero no necesariamente en tener grandes certezas (vitales); tampoco significa que no haya momentos de precariedad o desasosiego (en muchos sentidos). Menciono esto porque, en efecto nunca tuve mayor claridad mental, teórica, afectiva incluso, lo cual en ciertos casos me lleva a tener mejor comunicación con las personas que me importan, sin embargo, ha sido en los últimos años cuando se han disuelto fuertes vínculos afectivos, sin que haya podido o querido evitarlo, y desde dentro me rasga el sentir doloroso de no lograr conciliar ideas con otras y otros; o de entregar preguntas que son recibidas como explosivos.
Quienes me conocen saben que soy “una preguntona”, me fascina dar tiempoLeer más