Por Sergio E. Cerecedo
Encuentro muy necesario decir que me agrada mucho ver en cartelera de las cadenas principales de cine, es decir, que salga más allá de la cineteca, un producto nacional, algo que no sea lo de siempre y dirigido al mismo nicho de mercado de siempre que se ha formado con tanta comedia romántica (Originales y remakes) que remeda los modos de la televisión lejos de proponer entretenimiento por lo menos de calidad y con variantes temáticas, estilísticas y sobre todo narrativas. El último trabajo de Sebastián Hoffman tiene cotas de humor y fantasía, pero va más allá en intenciones partiendo de exacerbar una premisa de lo más cotidiana.
Pedro ha logrado con esfuerzos rentar una villa costera para su esposa y su hijo, para apartarse de los malos momentos que han vivido últimamente: enfermedades y soledad son los males que han hecho que lleguen a un lugar de la Riviera Maya con la esperanza de olvidar todos estos problemas por una semana. Al establecerse en el lugar, esta esperanza se borra cuando los guardias llaman a la puerta con otro dueño reclamando el bungalow, a su inmediata queja en recepción y la displicencia del hotel ante su petición, se toma la forzada decisión de permanecer en la villa compartida en plena temporada alta. El padre de la otra familia, inicialmente enojado y conflictivo, se torna misteriosamente alegre haciendo sospechar a Pedro que algo no marcha bien.
A partir de esto, y pese a sus intentos de pasarla bien, las vacaciones empiezan a volverse una frustración para Pedro pues está herido de una pierna y no puede hacer mucho deporte, hasta Leer más