Tótem: una reivindicación al sentido del olfato

Por Laura V. Medel[1]

 

El olor reside la misma esencia del alma, lo impregna todo de una forma pertinaz y tiene la capacidad de abrir las puertas del inconsciente, desde las que se cuelan las escenas más amables y las más dolorosas.                                                                                                                                                                                             
 
Mercedes Pinto Maldonado

 

Tótem. Año: 2022. Duración: 65 min. País: México. Dirección: Unidad de Montaje Dialéctico. Guion: Unidad de Montaje Dialéctico. Música: Sinewavelover. Reparto: Documental. Compañías: Unidad de Montaje Dialéctico. Género: Documental / Experimental. Sinopsis: Tótem narra la historia de la búsqueda de una antigua cabeza olmeca perdida, quizá, bajo el río Grijalva. Al par reflexiona el fenómeno violento de la desaparición forzada en el México contemporáneo.

Entre los cinco sentidos que poseemos los seres humanos, a través de los cuales nos relacionamos principalmente con el mundo que nos rodea, encontramos uno de los denominados “sentidos químicos”, quizá el más relegado dentro de un contexto donde lo táctil y lo audiovisual sotierran constantemente su presencia: el sentido del olfato, considerado un sentido que guarda poca o nula relación con la aprehensión intelectiva de la realidad y del mundo. No obstante, el acto de oler es algo que estamos realizando pasivamente, segundo a segundo, a la par que respiramos. En el pasado se ha llevado a cabo la enmienda de intentar incorporar el sentido del olfato a la experiencia estética que implica sentarse frente a la pantalla grande, mediante la dispersión de aromas en las salas de cine con el fin de ambientar la atmósfera. Sin embargo, dicha enmienda fracasó.

Dentro del género documental experimental, Tótem, dirigida por el colectivo artístico Unidad de Montaje Dialéctico (UMD) —también creadores de los cortometrajes Meteor (2022) y Cabo Tuna or the Management of the Sky (2021)—, plasma una sucesión de grabaciones e imágenes fragmentarias, revueltas e inconexas, provenientes de un basto archivo fotográfico facilitado por la Secretaría de Cultura, la INAH y el SINAFO, con las que se forma la unidad visual que es la película; podemos observar, a lo largo de más de sesenta minutos, escenarios diversos correspondientes a distintos puntos de la historia y del territorio mexicano, vislumbrando desde escombros ocasionados por el terremoto ocurrido en el año de 1985, personajes de la política y de la historia mexicana, piezas de arte prehispánico en estancias de museos, hasta múltiples paisajes en los que entre la ciudad, la vegetación o lo desértico, resalta la ausencia de la presencia humana.

A la vez, turnándose, las voces en off de dos mujeres se van manifestando. La de menor intervención en la cinta va narrando la anécdota de una expedición en la que se aventura su persona en su quehacer como arqueóloga con la finalidad de encontrar, por petición especial y según la leyenda, la cabeza Olmeca que, se cree, yace perdida desde hace tiempo bajo las aguas opacas del río Grijalva. Solo cuando esta voz habla se presentan las escenas (correspondientes a dicha expedición) de algunas personas viajando en lancha por aquel río, en el que de prontoLeer más

Sobre villanas III: ¿Hay conflicto sin violencia?

Por Paola Cortés Santos

El trabajo del sistema patriarcal ha ido más allá de los roles de género, pues además de servir para la opresión en el mundo real hacia las mujeres, ha logrado ridiculizar esta misma opresión para servir de entretenimiento a través de los medios de comunicación, pues en las problemáticas o conflictos de los productos audiovisuales (en especial en los melodramas “románticos”) se moldea la imagen de que aquellos problemas que el sistema mismo causa son algo exagerado y, sobre todo, falso: algo que puede superarse por voluntad propia de la mujer. 

El conflicto, de acuerdo con Carme Font (2009), tiene su origen en la dramaturgia y se trata de una fricción que sugiere un enfrentamiento ya sea de personaje vs. sí mismx, vs. sociedad y vs. naturaleza o destino. Un elemento clave dentro de cualquier historia para aumentar el interés:

El conflicto es el motor que hace avanzar la trama, el argumento de toda obra, y la presentación del conflicto conforma la estructura dramática de ese mismo texto. Un conflicto cuyo desenlace nunca se ponga en duda, o se anticipe desde el inicio, puede ser interesante en muchos sentidos, pero no sería un conflicto dramático propiamente dicho. En un conflicto dramático una de las fuerzas enfrentadas debe triunfar o al menos destacar sobre las demás en algún momento del desarrollo de la obra. (Font, 2009, pp. 13 y 14).

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El miedo bajo las estrellas de un territorio perdido por el narcotráfico: “Noche de fuego”

Por Selene Muñoz Velázquez[1]

 

Introducción 

Somos un número que va en aumento. Una extensa línea que no avanza, que no retrocede. Algo que permanece agazapado, latente. Esa punzada que se instala con firmeza en el vientre, que se aloja en los músculos, en cada bombeo de sangre, en el corazón y las sienes.
(Sara Uribe/ Antígona González)

 

El cine es una valiosa herramienta cultural que sirve para comprender una diversidad de fenómenos sociales, ya que el cine articula buena parte del mundo discursivo que da sentido a las prácticas de vida, es una ventana de entrada a la comprensión de nuestros mundos imaginarios, simbólicos y reales (Ascencio, Garzón, de la Cruz, 2021). Los recursos cinematográficos llevan a la pantalla una diversidad de sucesos que ocurren en nuestras sociedades contemporáneas, tal es el caso de la violencia y sus múltiples manifestaciones. En esa dirección, el objetivo del presente ensayo es mostrar a través de la película “Noche de fuego” (Huezo, 2021), la condición de las mujeres y niñas víctimas de la violencia por narcotráfico, sus efectos subjetivos y las formas en que se resiste y sobrevive en contextos altamente violentos.

El hilo argumentativo que sostiene este ensayo se apoya en dos ejes. En primer lugar, se realiza un acercamiento teórico que sirve de base para entender qué es la violencia y su manifestación en un tópico particular: la violencia cultural/simbólica (Galtung, 2003), con la intención de comprender dicha manifestación en el filme a través del miedo. En segundo lugar, se articula el fenómeno de la violencia y las emociones a través de las narrativas alusivas a dicho fenómeno en la película “Noche de fuego”, con el fin de ilustrar cómo las emociones se vuelven una fuerza motriz para paralizar o agenciar a los sujetos que viven en contextos violentos. Por último, se presentan algunas reflexiones finales.

Entendiendo la(s) violencia(s)   

En el campo de las ciencias sociales, las divergencias entre los diferentes enfoques que giran alrededor de la violencia ponen de manifiesto la dificultad que conlleva intentar dar una definición acerca de este concepto en vista de la complejidad y heterogeneidad de prácticas, creencias, emociones, hechos sociales e históricos que se hilvananLeer más

Sobre villanxs II: El protagonista y el consentimiento

Por Paola Cortés[1]

Es guapo, “noble”, “protector”, “romántico”, en pocas palabras, el hombre que “todas las mujeres” quisiéramos tener como pareja: un protagonista de telenovela. Ese personaje que junto a la protagonista forman una “unión perfecta”.

Crear a un protagonista masculino es todo un proceso que, de acuerdo a Adrianzén (2001), sigue una serie de características especiales que deben “combinar” con la protagonista, es decir, alguien que la complemente.  Ella vivirá, se sacrificará y hará todo por él. El autor clasifica a los distintos tipos de protagonistas masculinos de la siguiente forma:

1) El súper macho. Muchas mujeres opinan que los mejores galanes deben ser un cliché de masculinidad, como el pirata Juan del Diablo de Corazón salvaje —¿quieren algo más varonil que un pirata?, incluso han suspirado por hombres infieles que las agarraban a bofetadas como Arnaldo André en Amo y señor (¡vaya título!). Al margen del psicoanálisis y de discursos similares, es innegable que existe cierta fantasía femenina según la cual el hombre es un bruto que domina.

2) El sensible. Es un galán que podemos definir como un hombre íntegro y decente, palabra que les fascina a las abuelitas. Como su nombre lo indica, la clave es su sensibilidad. Es de los hombres que llegan a llorar de amor cuando la chica que aman se casa con otro o que se conmueven al ver un niño pobre. […] En suma, se trata de hombres perfectos que en realidad no existen. Pero no olvidemos que estamos en el reino de la TN y estos representan el ideal, el sueño que toda mujer tiene de ser amada y respetada como una princesa.

3) El manejable. Es producto de ese ambiguo «feminismo» que vende el estilo Televisa y que de inmediato nos remite a hombres tipo Arturo Peniche en María Mercedes. Se trata de un hijo de mamá, rico y sin complicaciones en la vida. Si estudia, es un vago; y si trabaja, nunca sabemos en qué, pero con toda seguridad, no le lleva más de un par de horas diarias. Fueron Rogelio Guerra en Los ricos también lloran y Gustavo Rojo/ Paul Martín en las dos versiones de Natacha. (Adrianzén, 2001, pp.101-104)

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Sobre villanas: La violación en telenovelas mexicanas del siglo XX

El caso de Mi segunda madre (1989)

Por Paola Cortés

Introducción

Desde su creación, las telenovelas mexicanas han buscado compartir la imagen ideal de cómo son lxs ciudadanxs perfectxs[1]: cómo deben comportarse y qué deben hacer, todo esto a través de lxs personajes principales; sin embargo, también se han ocupado de compartir cómo no deben ser, en especial las mujeres, con un personaje particular: las villanas.

Una mujer guapa, despampanante, glamurosa, sensual, que sabe lo que quiere. Alguien posesiva capaz de hacer todo, pero en serio, todo por conservar a su lado a un hombre –el protagonista– aunque eso implique sacrificar su salud mental y hasta el amor propio.

Esas personajas caprichudas, insensibles, que no soportan ver cómo otras les arrebatan lo que es suyo, dedicando su vida y tiempo a separar a la pareja protagonista. Ellas, a quienes el público odia con fervor hasta llegar al punto de desear su muerte según qué tan bien las interpreten las actrices encargadas de darles vida, y que se vuelven inolvidables al grabarse en la memoria de lxs espectadorxs, son solo una de las múltiples partes imprescindiblesLeer más

Una ráfaga de la película Noche de fuego

Por Saúl Pérez Sandoval[1]

 

El fuego no se ha consumado, sigue encendido alumbrando la oscuridad, y una vez que se apague, dejará las cenizas que serán olvidadas y pisadas por las huellas del tiempo…

 

La película Noche de fuego (2021), de la directora Tatiana Huezo, ganadora de siete premios Ariel, entre ellos Mejor película, nos lleva a un contexto que se vive en el México actual, uno que se caracteriza por ser un retrato manchado de sangre y violencia, de desesperación y de dolor, donde es un riesgo alzar la voz y solo queda aceptar las condiciones en las que se nació, o permanecer huyendo eternamente, ante la impotencia que se experimenta frente al silenciamiento.

En dicho filme, se nos presenta un lugar lleno de corrupción y de tristezas desoladoras, de rostros que han sido olvidados por los que se supone que deberían de brindar la seguridad y paz en el país. La historia nos cuenta el paso de Ana, una niña que, en su curiosidad y confusión por lo que observa a su alrededor, comienza a hacer preguntas sin obtener respuestas; y sus palabras se transforman en la resistencia ante el silencio.

La película tiene escenas de miradas tristes y confundidas, como las de Ana, que están simbolizadas en tomas abiertas, de los campos verdes que nos exponen la belleza de la naturaleza, contrastando con la violencia y el sufrimiento del lugar. Es como si la directora nos diera un resquicio de esperanza ante tal situación, por medio del resistir hasta que el cuerpo aguante.

También está plasmada por un padre ausente, el que se olvidó de su familia y comenzó otra vida, el que abandonó las promesas que alguna vez dijo. Un auténtico retrato de México, porque no solo cuenta la historia de la región que se muestra en la película, sino que escenifica cada rincón del país, atado al abandono y a la violencia cotidiana.

Una gran parte de la película nos muestra el abandono de la figura paterna, el sufrimiento de una madre que creyó en las promesas de su esposo en un entorno atravesado por la violencia por el crimen organizado y el narcotráfico, en alianza con el gobierno, su impunidad y complicidad, pues necesitan de suministros, armas, camionetas blindadas, y demás, para poder seguir manteniéndose en competencia en el mercado del narcotráfico, lo cual sería imposible sin una ayuda externa.

Al respecto, podemos rescatar la entrevista que le realizaron al Dr. Norberto Emerich, especialista en temas de narcotráfico, en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, donde menciona que: “Si el crimen organizado es tan importante como el gobierno menciona y decide, es porque el Estado lo permite en todo caso (…). Si el crimen organizado fuera un tema importante, lo sería porque el Estado lo tolera, lo avala y lo sostiene”. Así también, en Noche de fuego se habla de una educación que se ve mermada por la falta de oportunidades y el miedo de los profesores ante las amenazas que reciben; por el pánico que les puede producir a los narcotraficantes y gobernantes tener mentes libres, que puedan cuestionar, no quedarse calladas y hacer pensar a otros, contagiándoles de sus sentires e inconformidades.

Aunado a ello, la película también toca el riesgo que implica ser mujer en el país, teniendo como única alternativa parecer hombre para poder sobrevivir un poco más de tiempo o permanecer escondidas, privadas de la libertad.

Exhibe, además, la resistencia del pueblo, que no tiene otra opción más que encarar lo más preciado que tiene para no dejarse someter: su vida y la de sus habitantes.

La película es un relato de infancias y adolescencias consumidas por la violencia normalizada, por las drogas, y por la sumisión ante una determinada forma de vida. En ese sentido, revela el papel que tiene el juego y la amistad como medios de escape para resistir ante la realidad tan cruda que tienen que vivir y soportar continuamente. Una en la que las niñas juegan a esconderse, y no ser encontradas se transforma en su salvación, en su lucha por sobrevivir y así poder buscar otros caminos, en los cuales, quizá, existan mejores oportunidades para su vida y menos violencia, ya que ese lugar fue abandonado y olvidado por la sociedad, y permanece con una herida abierta, que no ha dejado de sangrar.

La película es el reflejo de una sociedad que se ha quedado en silencio, esperando despertar algún día, y poder hacerle frente a las injusticias y a la violencia que se vive cotidianamente. “En México, y en el resto de Latinoamérica, no se vive, se sobrevive”.

 

 

 

[1] Escritor, Poeta, Investigador y Alumno de la Licenciatura en Psicología en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Tiene un curso en Periodismo digital por la Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: [saulpersa9@gmail.com].

 

 

El cine como constructor de imaginarios sociales

 Desde su llegada a México hasta el fin de la Época de oro.

 

Por Eduardo López Velasco[1]

La presente reflexión tiene como objetivo exponer la llegada del cinematógrafo a México y, posteriormente, comprender cómo se convirtió en un instrumento de difusión de las ideas, analizando la forma en que mutó de ser un simple espectáculo de barrio hasta llegar a convertirse en una potente industria. El cine durante la Época de oro, gracias a ser un medio de masas, se convierte en una especie de educador no formal, que servía para fomentar la modernización, dejando atrás la vida rural. De esta manera, el cine se convierte en una herramienta para construir un imaginario social, ya que refleja los modelos y los valores de la vida. Es menester tener en cuenta que las formas en las que se construyen las ideas dominantes representadas en el cine son históricas y se modifican al igual que las prácticas de consumo de filmes. [2]    

 

La llegada a México

Gabriel Veyre y Bon Bernard se unieron al equipo internacional de los hermanos Lumière, convirtiéndose en los comisionados para explotar comercialmente el cinematógrafo en México. La llegada del cinematógrafo a México se realizó el 6 de agosto de 1896, en una exhibición privada en el Castillo de Chapultepec para el presidente Porfirio Díaz y una pequeña camarilla de amigos, familiares y políticos cercanos. Se menciona que la proyección causó tanta sensación que los espectadores hicieron repetir las películas hasta muy altas horas de la noche. Gabriel Veyre y Bon Bernand, aprovecharon su estadía en México para realizar algunas grabaciones, entre ellas: El presidente de la república paseando a caballo en el bosque de Chapultepec, Desayuno de indios, El canal de la Viga, etc., se calcula que filmaron un total de 35 películas durante su estancia en México.

Hugo Lara Chávez (2006) menciona que la primera presentación cinematográficaLeer más

La Danza de Phaxsi: Notas sobre el Ritmo en Wiñaypacha

Por Walther Maradiegue

 Era de noche, y había visto a mi abuela de 92 años bailar cumbia en una fiesta familiar. Terminada la fiesta, y quizás con ánimos de sosegarme, me puse a ver por quizás cuarta vez la película de Oscar Catacora. Sea por las vibraciones que mi cuerpo aún conservaba, sea porque mis ojos aún atesoraban la grácil silueta de mi abuela girando al son del bajo tropical, sea porque mis oídos aún ebrios de música cedían prioridad a mis ojos mientras sentía el largometraje, me propuse una pregunta: ¿Cuánto ritmo tiene esta película?

Los primeros minutos de Wiñaypacha me dan un par de indicios que enriquecen la pregunta. En la primera, Phaxsi y Willka —los centrales y únicos personajes humanos— tienen una ceremonia donde celebran la unión del par de ovejitas y oran para que la pareja ovina tenga salud y produzca mucha descendencia. Después de la unión, Willka entona una melodía con su flauta mientras que Phaxsi danza, con una manta en la mano, girando y girando. Aquí recibí un primer indicio para pensar que hay muchos objetos que porta la protagonista y que no son sencillos accesorios de vestuario o inertes acompañantes, sino que en la escena se convierten en objetos con un rol central en las narrativas y en los ritmos de la película. Objetos que a veces son animados con el simple toque de Phaxsi y Willka —como una flauta o un sombrero—, y a veces son animados por sus vaivenes armónicos, vitalidad que va más allá de una capacidad de intervenir en el mundo, Leer más

Rompiendo el pacto patriarcal: caso Polanski

Por Margarita Mantilla Chávez[1]

Parte medular del posicionamiento feminista[2] se encuentra en su pensamiento, el cual es inteligible, diáfano y profundamente radical en tanto que desmenuza e increpa constantemente a lo que Kate Millet[3] nombró: la política sexual. La política sexual es el patriarcado.

Para la autora, política es: “el conjunto de estratagemas destinadas a mantener un sistema”[4] o “el conjunto de relaciones y compromisos estructurados de acuerdo con el poder, en virtud de los cuales un grupo de personas queda bajo el control de otro grupo”[5]. Lo anterior, se refiere a la estructura de dominación masculina y subordinación femenina, la cual funge como un orden simbólico y material por el que la sociedad se rige y que desde el feminismo comprendemos como el patriarcado, mismo que gracias al pensamiento y praxis feminista podemos desmantelar a través de la introspección, la toma de consciencia de las mujeres encontrándose consigo mismas, organizándose unas con otras con la finalidad de la propia libertad.

Lo anterior no es tarea fácil porque el patriarcado se nos incrusta en todos losLeer más

The Batman: el espectáculo de la oscuridad

Por Franco García[1]

The Batman

Matt Reeves

Estados Unidos, 2022, 176 min.

Una ciudad que huele a terror, melancolía, soledad y en donde no para de llover una y otra vez. Una ciudad oscura, consumida por la corrupción y la impunidad; simulación y represión. Alcalde, políticos, burócratas, policías, todos inmiscuidos en una red de tráfico de influencias y de drogas. Una sociedad que vive bajo el yugo del poder político y la mafia. Pero también encolerizada, que nos obliga a mirarla con tristeza y miedo. El miedo que acecha al anochecer. Gotham City, el resultado de la teatralidad política.

El nuevo largometraje de Matt Reeves, The Batman (2022), de aproximadamente 176 minutos, marca un antes y un después en los filmes de superhéroes. Una mezcla del cine noir o neonoir, de suspenso y detectivesco. Un filme que ya no sólo es una película de superhéroes, y que ahora va dirigido a un público selecto y demandante; que ha cumplido con las expectativas de los fanáticos de cómics y videojuegos de este personaje de DC Comics.

La película cuenta con un reparto totalmente equilibrado, acorde con el papel que desempeña cada uno en la historia; una coreografía bien ejecutada para hacer sentir veraces las peleas, los golpes secos y contundentes. Acción de principio a fin. Fotografía, banda sonora y nivel visual brillando por su genialidad tecnológica, inspirada en Dawn of the planet of the apes (2014) o The Mandalorian (2019). A su vez, The Batman mantiene ciertos vínculos con otros filmes como Zodiac (2007), Se7en (1995), Batman: The Long Halloween (2021), Wacthmen (2009), The Godfather (1972) y, sin más, con Joker (2019).

Desde que se filtraron las primeras imágenes de Robert Pattinson en las redes Leer más