Manifiesta de las mujeres observadoras que caminan

Por Idalia, Árbola Almendra, Priscila, Odeth y Ximena

 

Mirar sin pudor

Miraremos sin pudor el camino, las gentes y todo lo que suceda:

Atraparemos las miradas de otrxs transeuntxs, aquellas que han pretendido borrar de las ciudades:

               sonreiremos a las niñeces curiosas

               a las personas mayores que toman el sol en las banquetas

               a las señoras que salen al mandado o a dejar a lxs pequxs a la escuela

               a las personas que regresan cansadas de barrer las calles

Seremos casa, cobijo y refugio

              de las especies animalas que habitan los rincones de calles, azoteas y terrenos baldíos.

Miraremos a quienes nos observan para reconocernos en esos espejos,

para sabernos iguales, para hacer comunidad.

 

Mirar sabiendo que somos parte de todo

Miraremos sabiendo que somos parte de todo:

nos reconoceremos al caminar

evitaremos destruir los micelios que habitan bajo la tierra 

nos crecerán alas y plumas y ramas

haremos surcos que dejarán huella

intentaremos rellenarlos con corteza y lodo y pasto

para renacer en forma de salvias y tulipanes

violetas y suspiros

Recuperaremos el dominio que siempre fue nuestro y que les fue arrebatado a nuestras ancestras: la tierra y lo que de ella nace, porque también crece en nosotras.

Y en medio de la calle nos encontraremos a nuestras yo niñas

Ellas sabrán y nosotras sabremos que la vida de una observadora que camina no acaba nunca y se replica

                 y se replica y se replica… 

                 hasta después del final de los tiempos. 

 

Caminar en no-línea recta

Diremos  no a los caminos trazados: 

Andaremos rutas nuevas, aquellas que nos dicten las piernas y nuestras ganas.

Siempre iremos dando vueltas, observando las curvas que nos permitirán destruir la línea recta, recordando que no existe en la naturaleza, nos negaremos a reproducir los trazos perfectos de algunas ciudades.

Caminaremos por las huellas de los pies marcadas en las primeras capas de la tierra. 

            || la maleza se peina y se abre a nuestros pasos, para señalarnos el camino ||

Serpentearemos las banquetas, sin restricciones

Como las lagartijas cerca de las construcciones viejas, nuevas y sucediendo

marcaremos nuestras propias rutas y seguiremos las de nuestras ancestras

el cielo se llenará de mapas-guía y la noche será nuestra amiga

 

Caminar con curiosidad

Caminaremos con la curiosidad de las niñas que fuimos y de las niñas que serán

que acompañarán a otras por caminos lodosos, oscuros y estrechos

que serán mapa y camino, que serán conductoras y transeúntas

que llenarán las paredes de las ciudades con sus risas

Descubriremos las grietas añosas de las paredes, el moho de los edificios, la humedad escalofriante y las divisiones del concreto que simulan raíces de un bosque, nuestro bosque invisible.

 

Caminar con la memoria puesta en la cuerpa

Caminaremos equipadas de la memoria de otras caminantas puesta en la cuerpa:

Tendremos la capacidad de reconocer roca resbaladiza, tierra firme y cuerpa de agua. Sabremos sus nombres, sus texturas y la diversidad de caminos posibles que nos lleven a ellas y vamos a enseñarlas

Andaremos las rutas heredadas de las ancestras y construiremos veredas para las jóvenes

            las que siguen nuestras huellas,

            las que vienen detrás y de frente, 

            las que son tierra y viento y fuego

Quemaremos todo si alguna se pierde en el camino

alumbraremos todo hasta que aparezca ella y todas las que nos han arrebatado.

 

Las mujeres del futuro no tendrán mapa sin descifrar, han estado en cada rincón de cada selva, en cada telaraña, ocupando todos los trenes y todo el espacio al mismo tiempo

COEXISTIMOS

 

Caminar en la noche

Caminaremos durante y bajo la noche:

sin temor al foco roto, a los motores veloces 

              que desconocen las luces de las gárgolas de colores

Seremos vigilantas, acompañantas, luz y calor para las otras, para nosotras

que conocimos alguna vez el miedo y logramos volver a la cuerpa

               y con ella a las ciudades.

Caminaremos al cobijo de las estrellas y la luna

               con el corazón encendido para alumbrar las tinieblas, 

               enfrentar los demonios de las sombras 

               e iluminar el camino de las otras.

Caminamos y nos hemos convertido en la noche, observadoras de todo 

Las animalas nocturnas nos protegen:

             las polillas dan señales 

             y las cacomixtles nos cuentan todos los secretos 

                                                              nos sobran libertades. 

Soltaremos la pupila y regresaremos a nuestra forma lechuza, búha y murciélaga.

 

Caminar sin miedo, sin velocidad, con la cuerpa relajada, suelta

Caminaremos sin miedo: dueñas de nosotras mismas

                 sin velocidad porque nadie habrá de perseguirnos, 

                 habitando cada espacio por completo, llenándolo. 

Soltaremos el bolso, las llaves, andaremos con la cuerpa relajada.

Vamos a intervenir las calles como ya lo hacen otras

haremos una galería de nuestra existencia los espacios más públicos 

y un día comenzarán a aparecer poemas que hemos cantado desde el alba

en garganta de pájara, maullido de gata, ladrido de perra

y harta sonoridad de las bisontas

y habrá rastro de nuestra existencia

quedará el eco de nuestras onomatopeyas

de las letras desgastadas y manchadas con tinturas 

de la naturaleza que se niegan a ser borradas

Perderse jamás será motivo de terror, ni angustia, ni desconsuelo

porque miramos atentas la vida afuera y ella nos mira a nosotras 

y nos habla y nos guía porque vida también somos.

Somos caminantas de todos nuestros huesos, 

de toda la sangre que nos recorre oxigenando cada vena

Nos han crecido nuevos músculos, nuevas alas, nuevo plumaje:

                                    mapeamos cielo

 

Sentirme bonita sin miedo a que me toquen

Nos sentiremos bellas y sexys sin culpa

            sin miedo de las manos ajenas, 

            de las miradas y palabras soeces 

serán ellas las que se avergüencen de su existencia. 

Seremos libres de la ropa, de la carne, del sentido de la cuerpa expandida, amplia, respiratoria y rebelde.

Caminaremos hechas manto de fuerza:

                                                   nada nos perturba y todo nos protege. 

Nunca existirá algo que nos ponga en peligro. 

pues nos adentraremos en las grietas y nos crecerán caminos por todas partes 

floreceremos en las alturas y en las coladeras

nuestras manos se expandirán para poder proteger a otras, a nosotras mismas

 

Saberme poderosa

Reconoceremos nuestro poder y lo mostraremos en todas partes: 

             en cada calle, jardín, edificio o techo. 

Nos enseñorearemos de nosotras mismas con toda la voluptuosidad que nos habita, 

la fuerza que nos sostiene y el amor que nos alimenta.

Caminaremos con todos los sentidos:

             la visión más esencial, 

             el oído más ampliado, 

             el gusto dispuesto siempre a probar tallo salvaje, 

             queriendo oler todos los aromas 

Y tendremos como plano kilómetros de piel para sentir todas las estaciones posibles.  

Y entenderemos que somos suficientes, que nuestros (sus) ojos vidriados,

nuestras (sus) manos arrugadas, que nuestra (su) nariz constipada 

y nuestra (su) oreja roja también son y serán suficientes

          para transitar por estos aires 

                                                    y estos caminos 

                                                                              y estos ríos 

                                                                                                y estos sueños

 

Caminaremos con paso seguro

              con zancada amplia 

              con el pecho fuera y la frente levantada. 

                                              Amplias en banquetas, calles, mares y ríos.

 

Disfrutar del viento y los sonidos

Viviremos con los sentidos en cada instante:

disfrutaremos del viento que mece las copas de los árboles 

y platica con los cables de la luz 

Seremos parte de los murmullos y las estridencias citadinas y naturales

            el runrún del tráfico, 

            el canto de las aves,

            las risas infantiles, 

           los llantos quedos de las ancianas.

escucharemos las miradas al piso de las cansadas

veremos el sonido del viento cuando se enoja

conviviremos con el cemento desgastado

con los huecos de los postes caídos

con  las aves haciendo sus nidos en los techos

y las abejas su panal en los patios

No permitiremos que nada nos sea invisible a la mirada,

                al tacto de la cuerpa que degusta

 

Vestirnos con la ropa que nos gusta 

Usaremos nuestros vestidos de fiesta, los cómodos, los sensuales, 

a cada momento, sin importar el clima, 

         los lugares ni las personas que veamos en el trayecto.

Vestiremos sin servir más que a nuestro deseo mismo 

y a nuestro placer de sentir que el lugar en el que nos movemos nos pertenece.

Las telas se moverán con el vaivén del viento

             y nos acariciará el algodón y el lino

 

recorreremos ciudades en bicis

en patines

descalzas y desnudas del alma

 

Caminar y escuchar

Caminaremos como los pájaros vuelan y se detienen sobre una rama o un cable, escuchando atentos el movimiento bajo sus ojos

Caminaremos atravesadas por los estímulos más simples y no los más ruidosos

nada hará de nuestra mirada intervenida sino un espacio de atardecer entre colores 

de nubes algodonosas, de plumas y pelusas que caen frente a nuestro rostro que se mueve con la cuerpa entera que acontece en las espacias.

Seguiremos el ruido de los trenes que aún se escucha en muchas ciudades y vías 

será parte de la memoria que guardamos de los viajes de nuestras ancestras

y de las mujeres que aún hoy arriesgan la vida en su cuerpa de metal y boca sonora

 

Caminar acompañadas de otras

Sola nunca: 

Caminaremos con nuestras amigas 

      aunque sea en la memoria de los nombres 

              de esas plantas que hicieron aparecer mágicamente en el camino.

Sabremos recuperar el sentido de manada, de lobas cuidadoras en la noche

Caminaremos con el pálpito en sincronía, 

con el ritmo bamboleante de las caderas 

que aprendimos de las abuelas 

               en sus faldas floreadas y su andar de mujer sabia.

Y además: 

nos convertimos en recolectoras…

               una salvia acá, una vaporub de este lado, 

               y una tintura se macera debajo de un cazahuate;

               nuestro botiquín de caminatas, 

               nuestro curita del alma y de la cuerpa

Nos darán calor y compañía y nos arroparán para ser arropadas 

 

Caminar siendo perceptiva a las señales de las otras pájaras y plantas, y esparciendo las nuestras

Caminaremos dispuestas y con el poro abierto 

a encontrar las señales que otras pájaras han dejado 

en las ramas de los árboles, en idioma de brote y canto

Tendremos la habilidad de reconocer cuerpa vegetal en las orillas de las banquetas, 

nos miraremos a los ojos y sabremos cómo acompañarnos. 

Restos de nuestra ADN terminarán en diversos sitios 

cuando se nos caiga un cabello y una pájara cuidadora lo haga parte de su nido.

Caminaremos presentes en el espacio, viviendo el camino a cada tramo, 

aprenderemos del entorno, del retorno y de las seres que lo construyen 

                                         a su ritmo, a su tiempo, a su espacio, a su suspiro.

 

 

 

 

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