Por Priscila, Diana, Danae, Ixchel, Sami, Cecilia, Nat y Ximena
Mar del tiempo
Respirar el viento que los espíritus soplan,
llenarse de mar como una caja vacía
que se arma y se desarma con el viento
mientras vuelan y crujen las hojas del jardín de mi abuela
todas las verdades me son reveladas.
Desde mi mano al viento, suelto las sombras
que se escurren como queriendo dejar de ser,
se transforman en el sonido de la oscuridad.
Y las palpitaciones del tiempo y los escondites del alma
surcarán mis heridas en eternas aguas que reflejan rostros cubiertos
donde Narciso rompió su mirada y la A de antes le teme al reflejo de Ahora.
Se ha descubierto toda, se halló en medio de sí
en la oscuridad de la noche
en el invierno de sus días…
La rosa, palo desnudo, quedó quieta mirando el horizonte
se abrió a la sorpresa, al destello,
al vaivén de las aguas del mar.
La maga alzó la voz y levantó la cortina de estrellas,
trajo la vida en resolana
en lluvia a mediodía
empapándonos los sueños caídos de medianoche.
Las gotas sobre el rostro, la oscuridad diamantada,
el crepúsculo de la animadversión me embarga,
lágrimas brotan de mis ojos, me hacen sentir que sigo aquí,
que he respirado todos los alientos del campo,
sentido el rocío de la mejorana, la brisa marina de la nostalgia,
nada necesito, sólo nuestra respiración,
un alarido que nos llene la boca,
un suspiro que expanda y pause el latido en un infinito,
que nos envuelva en el silencio y nos guarde en el tiempo
que solamente es nuestro.