Por Victoria Marín
Marguerite Porète fue una autora francesa del medievo, que perteneció al grupo de las beguinas. Vivió durante el siglo XIII, un siglo marcado por la búsqueda de nuevas maneras de entender la espiritualidad, de vivir, saberse y expresar, también caracterizado por la presencia activa de las mujeres en el campo de la teología.
Su principal obra, El espejo de las almas simples, enfrentó la censura y la persecución de la Iglesia Católica debido a su naturaleza contestataria en un sentido religioso, místico y filosófico. Sin embargo, a pesar de la oposición, Porète persistió en la difusión de su mensaje de liberación del alma a través de la conciencia y la divinidad.
Este libro pertenece al género literario conocido como «speculum«. En el contexto de la literatura de la Edad Media se refiere a un tipo específico de obra que funcionaba como un «espejo» o guía en la que se presentaba información variada y reflexiones sobre diferentes temas. Estos especula (plural de speculum) eran compendios o colecciones de conocimiento que abarcaban una amplia gama de temas, como la moral, la ética, la religión, la filosofía, la historia, la ciencia, la política y más.
El término speculum proviene del latín y significa «espejo», por lo que, en esencia, estas obras se consideraban espejos en los que los lectores podían verse a sí mismos, reflexionar sobre la vida y aprender lecciones valiosas. Los specula eran una forma común de transmitir conocimiento y sabiduría en la Edad Media.
Ahora bien, la figura del espejo que abarca la obra de Porète es mucho más compleja, puesto que no solo el libro es espejo, sino también el alma, el alma que se vacía de sí para reflejar y engendrar lo divino y el amor. Su estructura está compuesta por un díptico asimétrico, con la primera parte compuesta por diálogos teológicos y alegóricos, y la segunda parte narrada en primera persona, con un tono más autobiográfico. A lo largo de la obra, Margarita explora temas como los siete estados de perfección y las tres muertes del alma.
Uno de los temas más importantes que aborda es la descripción del alma enamorada de Dios y en paz de caridad, descrita como aquella que se encuentra única y exclusivamente en el Amor divino.
Según la autora, ésta se caracteriza por ser un alma que no puede encontrarse, capaz de salvarse gracias a la fe sin obras, que se halla solo en Amor, que no hace nada por Dios, que no deja de hacer nada por Dios, a la que no se le puede enseñar ni quitar o dar nada, carente de voluntad.
No puede encontrarse, porque es consciente de que en su interior habita la raíz del pecado y la maldad; los cuales, en palabras de Porète, son nada. Se encuentra afligida por sus culpas, que son menos que nada, incapaz de concebir que exista un semejante merecedor de tal tormento por parte de Dios como el que ella recibiría a causa de uno solo de sus errores. Al tomar conciencia de esta condición, su humildad la anonada, la reduce a nada.
Es capaz de salvarse sin obras, siendo incapaz de realizar cualquier cosa, debido a que ha olvidado todo ejercicio por concentrarse en mantener la fe y sus dones en relación con las tres divinas personas. Le basta con saber de la bondad e inefabilidad divinas.
Se halla solo en Amor al ser independiente de todo salvo de este bien. Como un fénix se encuentra sola y en él, que habita en ella, transformada en el Amor, se alimenta desinteresada de todo lo demás.
No hace nada por Dios en vista de que Dios “no tiene nada que hacer de su obra” (Porète, 2005, p.61), no hace nada por sí misma pues el alma no podría hacer más de lo que Dios hace por ella. Únicamente confía en él. Tiene la certeza de su preocupación por ella. Pero, al mismo tiempo, no deja de hacer nada por Dios, pues se rige por su voluntad, en esta radica su deseo, hecho por el cual no admite nada contrario a esta.
No se le puede enseñar nada, porque esta alma posee el conocimiento de aquello que no puede ser conocido, ni se le puede quitar algo, ya que Dios es inseparable de ella misma. Si le queda Dios, aun cuando sea despojada de todo, continuaría poseyéndolo todo, a ese dios que opaca y anula incluso la voluntad propia.
Sin embargo, pese a tal relación de intimidad entre Dios y su creatura, es importante agregar que el alma en paz de caridad no puede articular plenamente la grandeza divina de ese Dios omnipotente, omnisciente y perfectamente bondadoso, pues es arrebatada por el amor divino hasta el punto de olvidar todo lo que entiende en un estado de éxtasis trascendental posibilitado por la caridad.
Según Porète, ésta es una virtud sublime que se manifiesta en el desprendimiento total de uno mismo, dando sin esperar nada a cambio y confiando en que, cuanto más se da, más se recibe. Es un estado que elimina el temor y la vergüenza, enfocándose en la generosidad desinteresada y en la comunión con Dios.
Las otras virtudes, aunque importantes, atan el alma mientras ésta no alcance su estado más elevado. Porète sostiene que la verdadera libertad del alma se alcanza cuando estas virtudes ya no son impuestas desde fuera, sino que sirven espontáneamente sin conflicto ni dominio sobre el alma, permitiendo finalmente liberarse y ascender.
La libertad para Porète es un estado de conocimiento profundo y apatía hacia los deseos mundanos, sumergida en una sublimación perpetua en el Amor divino. Es un estado de paz interior que no niega la intensidad de las emociones, sino que las eleva y transforma bajo la luz del «sol divino». La propuesta de la liberación del Alma de Marguerite Porète es una extraña mezcla de modestia y supremo reconocimiento de la dignidad del Alma, que remonta su vuelo por encima de todo y, de acuerdo con sus declaraciones, constituye la base de la Iglesia. Pero es insurgente y atenta en contra de lo que establece en la medida en que se desprende de la norma cuando ya no la siente necesaria.
Porète plantea un desembarazarse de “los pensamientos de devoción y todas las obras de perfección y todas las preguntas de Razón” (Porète, 2005, p.159), incluso de rituales como las misas. Su virtud, a fuerza del aprendizaje, la contemplación y las buenas obras, llega a ser orgánica y emana del reposo en la voluntad divina sin ejercer violencia sobre los deseos del Alma. Parece creer en una genuina transformación por el Amor y en el Amor.
Bibliografía
Gleichauf, I. (2010) Mujeres filósofas en la Historia. Desde la Antigüedad hasta el siglo XXI. La desclosa.
Porète, M. (2005) El espejo de las almas simples. Siruela.