Lorena Acosta Iglesias (Fuenlabrada; España, 1992). Es doctora internacional por la Universidad Complutense de Madrid en la disciplina de Filosofía. Ha publicado numerosos poemas en las Revistas de Literatura Ídolum, Telescopio, Herederos del Kaos, Ibídem, Cósmica Fanzine, Espirales, Periódico Poético, El humo, en la sección ‘No es País para Viejóvenes’ de Odisea Cultural y en la Revista Óclesis. Víctimas del artificio. Forma parte del comité editorial de la revista de literatura Periódico Poético. Hostal literario en Tecpan. Recientemente ha publicado su primer poemario titulado Kleingeist, en coautoría con Alexandru Iosif, con la editorial El drago.
La memoria se enrosca
clavo torcido
de la experiencia
así corona de espinas
mi cráneo
hendido
en cada logro
que tanta sombra
Aguanta.
Puntales
seguidos
braille párpados
erguidos
No perder
Ser digno
del tambor
Ritmo infinito
acelerado.
Escúchame
entre las cortinas
del sueño
que nos repara
No huelas la muerte
ni ninguna puerta
que se cierra
Pliégate en el grito
mudo, bostezo
incauto, canto
de nana, lo anodino
estrechándote los pies,
atado el paso
a la caída.
Redobla eterna
la risa condena
de la esclava tracia.
Moja el pan reliquia
Continúa
tu legado.
Ignora el sufrimiento
del que te alimentas.
El trabajador
Sólo tiene el apellido
a su nombre
arrastra a quinta
la mochila con etiqueta
desde el colegio ya
a pesadas prisas.
Peonza círculo espera
cinco minutos
son veinte.
Cada pliegue en el tiempo
es una tarea más
que gestionar:
cómo están los papás,
traspaso de cuentas,
pedido a domicilio
por no estar en domicilio,
facturas, listas,
pensar en lo saludable
que debemos comer
es ya lo insalubre.
A veces lecturas furtivas,
intensas: tres frases,
un empujón, repites
la última frase,
te quedas con ella.
Deseas que te salve el día.
El sofá sarcófago:
todo el mundo sabe que
comer en el sofá,
mezclar cansancio y alimento,
es quicio del día,
el decaer de la muy tarde
clase baja.
Caer un poco más.
Ir al supermercado 21.55h:
volverse a sentir culpable
por existir.
Reproducción de la vida
la gestión más íntima
el verdadero sentido:
lavadoras, tupper,
KH7, vuelta a empezar.
Circuito cerrado.
Ya sabéis la fórmula.
Nada se pierde.
C-T-C’
Casa-Trabajo-Casa’
La pérdida del tiempo
en su más genuino
sentido oblicuo, no
relleno del hueco, sino
como abandono del cuerpo
astillado de trabajo,
un atravesarse
las venas de algo
otro, no saber,
perderse el tren.
Echar de menos
algo que nunca se tuvo
es la mejor prueba
de su existencia.