Indira Ríos (Honduras). Algunas de las revistas donde han sido publicadas sus letras son de México, Argentina, Francia, Colombia y España. Ha participado en varios festivales internacionales de poesía, así como en antologías en México, España, Argentina y Colombia. Algunos de sus textos han sido traducidos, al inglés, esloveno e italiano. Es luchadora social, pedagoga y doctora en Estudios de Migración por el Colegio de la Frontera Norte de México.
Promesas
Renacerán las libélulas
con soles vibrantes en su vientre,
arrancarán las blasfemias
de mis virtudes desnudas,
el amor de un manantial
surgirá de los sortilegios
que esculpen orgías prohibidas
entre arpegios acaudalados
en las bibliotecas de mis acertijos,
mis vidas se confabularán
con maratones de sonrisas
que hacen maromas
con la incongruencia
de la decencia,
jugaré con los contornos
de hechizos que nacen
en la zarabanda desnuda
de compases de diosas,
salvaré el éxtasis
de la prosa que muerde
mis pechos,
y despertaré siempre
desnuda
solamente desnuda,
y que se santifiquen
los muertos
con mojigatos escapularios
cuando planto ramilletes
de pupilas desnudas
en las razones de mis
pasiones despiertas.
¿Mañana?
Mañana es una apuesta
certera de estériles ojos,
una Catrina gozosa que lee
un testamento de sequías,
mañana son zapatos nuevos
para un puente amputado,
un antídoto iluso
donde las cascabeles
reinan sin soldados.
Mañana es un día inexistente
en un diario ficticio
un tren nebuloso
huyendo de los rieles,
un violín infeliz
con un arco parapléjico.
Mañana es albergue
de calaveras estranguladas,
es carne de hambres sin bocas,
es verso de calma
con añejada insidia,
es cómplice que
sepulta partituras
de bosques de orugas.
Mañana es rancio
confort de bípedas
moscas,
es coartada
de demagogias mezquinas,
es vómito falaz
que presta
caretas a la cobardía.
Historia
Escribo condenada
desde la salvación de una hiedra
que trepa desde mis huellas
hasta el pensamiento
clavando sin mesura ojos interminables,
mi alma rasgada recoge los pedazos
y con cada uno parcha
inocencias convalecientes a su lado,
mirar desploma
lluvias de alaridos invisibles
en el sótano de la garganta,
mi cuerpo de ojos escarba furioso
los funerales de la vida,
el oxígeno
se desmorona
entre mis manos,
transito
y me declaran culpable de delitos,
es ilícito transitar viva
con heridas de muerte
en la existencia,
me encierran
pero sus celdas son ciegas,
me fugo en un instante
y me declaran fugitiva
con la vida en un hilo de piedra.