Xadeni Escalante | Poemas

Xadeni Escalante Contreras (1997). Actualmente cursa su último semestre de la licenciatura en literatura y creación literaria. Ha publicado en diversas revistas literarias electrónicas. Se dedica a la difusión cultural. 

 

Una mujer

Una mujer desnuda una lis

con un pistilo diminuto.

Se inclina ante el espejo

y doblegada

rueda como un seno por la ladera

y se pierde en un estanque,

donde nace una flor

con el nombre de Dolor.

 

Coge su pecho en  una mano,

la otra acaricia la llanura del corazón.

Se tienta el cuello y con arrebato se ahorca.

 

Una lágrima verde

cede como un litoral bajo el árbol.

Mujer pecho de isla mira el espacio

en el abismo del azul de un azulejo.

Un perro llora y la mujer con un seno se masturba

en una tina sin agua.

 

Se funde en la cerámica,

la vasija inflamada.

Llora y por cada lágrima

inunda el espacio el vacío

sepultándose en la loza marina

de una tina sin agua.

 

Durante el invierno

en una tina sin agua

y una coladera donde coinciden las ratas,

en ese mismo lugar,

repleto de azules de vidrio,

costras verdes,

y heces púrpuras de vacas,

ella permanece.

 

Inmóvil, blanca,

arenosa.

Vacía y oxidada,

sepultada en un mueble

de porcelana china.

 

 

 

 El solsticio de los peces

Por segunda vez

en el verano

permaneces solo

atado a un espíritu

de ultratumba.

La luciérnaga

deshizo su esencia

y ató tu voluntad

con estambres.

Poseído

por esa carga

de mármol

que duerme a tus pies

y sepulta tu alma

en sueños,

el anzuelo atraviesa

nuestra lengua.

Reventamos fuera del agua,

un cementerio de algas vivas.

En una cubeta

con los corazones

vacíos.

 

 

Los ojos de Adrián

Los ojos de Adrián son dos constelaciones

paralizadas en la órbita del sol

Una culminación de gases

y montículos de arroz tierno

Dos farolas encendidas con lumbre azulada

Asteroides que hablan de su tristeza

en un megáfono interestelar

 

Una sombra oscureció los ojos de Adrián

La sombra lo embiste mientras se lava en el baño

Esa sombra lo hace sangrar

No reconoce el rostro en el azulejo

 

Todavía lo acecha incógnito

cuando mira a cada hombre a los ojos,

a cada mujer

Sabe que fue el miembro de un paquidermo

el que azotó sus blancas mejillas

de niño lavándose bajo el chorro de agua

 

Adrián teme encontrar los ojos

que se dilataron 

mientras lo follaban en la regadera

 

Sus ojos

son un par de agujeros negros

que con el rencor del tiempo

aguzó para capturar a sus mujeres

y golpearlas 

hasta desenterrar el dolorido carmesí 

 

Los ojos de Adrián

son los ojos de un animal

muerto de miedo 

 

Publicado en Obras literarias y etiquetado .

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