Por María Esther De Los Santos González
Actualmente China es el país más poblado del mundo. El índice de habitantes ha ido creciendo constantemente a lo largo de los años, a tal grado que comenzó a ser preocupante para el Estado, que realizó cuatro campañas para controlar el crecimiento poblacional.
La primera campaña se sitúa en el periodo de 1956-1958, donde se aprobaron medidas como los anticonceptivos y el aborto propuestas por el Ministerio de Salud Pública, asimismo, se introdujo el muevo programa económico llamado el Gran Salto Adelante, donde se pretendía descentralizar la industria y colectivizar la agricultura.
La segunda campaña abarca los años de 1962-1966; como parte de dicha campaña se utilizó la educación como eje central para controlar la natalidad, se aprobaron leyes sobre el aborto y de esterilización menos restrictivas, se fomentó el casamiento tardío y el uso de anticonceptivos.
En la tercera campaña, que se llevó acabo entre 1971-1979, se centraron en la innovación de métodos anticonceptivos y reorganización médica; además de que el matrimonio tardío se continuó fomentando, igual que el período de mayor tiempo de espera entre el nacimiento de los descendientes y la procreación de menos hijos.
El gobierno de Mao Zedong buscaba enfocar la economía china en cuatro ejes principales, la agricultura, la industria, la ciencia y la tecnología. Para ello era forzosamente necesaria una reducción de la población, ya que se preveía que en un futuro el crecimiento poblacional reduciría el producto per cápita, lo que traería problemas económicos a posteriori. Es por ello que en la cuarta campaña, aplicada en 1979, se exhortó a la población a limitarse a tener un solo 1.
Para este campaña, existieron diversos incentivos para que la población cumpliera con la política de un solo hijo; cabe destacar que si bien hubo incentivos dependiendo si vivían en zonas urbanas o rurales, únicamente mencionaré algunos de los aplicados en ambas zonas:
- La pareja tenía derecho de vivienda con acceso a comodidades.
- La pareja tenía dos semanas extraordinarias de licencia por maternidad.
- Las familias tenían máxima prioridad en la atención de salud del niño.
- El hijo único recibía la máxima prioridad en la asignación de empleos deseados cuando alcanzaba la edad de trabajar.
- Entre otros incentivos señalados en el documento «Planificación familiar en china: política de un solo hijo por familia».
Por otro lado, si las familias desobedecían a dicha política, eran multados y se les despojaba de una serie de beneficios y derechos, tales como:
- La unidad de empleo puede retener entre 5% y 10% del sueldo durante diez años por el tercer hijo y hasta el 15 y 20% por el cuarto o quinto hijo.
- Las familias con más de dos hijos no pueden recibir subsidios ni pedir préstamos cuando se encuentran en dificultades financieras y se les cobra la atención médica de la madre embarazada y la ración de granos del tercer hijo.
- El tercer hijo no se puede inscribir en ningún sistema cooperativo de atención médica y no recibe preferencia alguna en la escuela o en la asignación de trabajos.
- La pareja no tiene derecho a mayor espacio de vivienda.
En principio, recurrir a la educación para que la población se percatara de la importancia de un control de natalidad fue una estrategia importante y relevante, ya que la cultura china se enfoca en el bienestar de los demás, el bienestar colectivo, por lo que aceptaron las políticas implementadas.
Las respuestas frente a la aplicación de dicha política contrastaron sorprendentemente con la cultura tradicional china, tanto en zonas urbanas como en zonas rurales los efectos fueron distintos. La población en zonas urbanas respondió de una manera más pasiva a las políticas implementadas, por un lado, dada la reducción de los espacios en la ciudad, la dificultad de encontrar un trabajo, además de los beneficios por cumplir con el reglamento, fueron las bases para que la población urbana no pusiera resistencia a los cambios suscitados. Por el contrario, la población rural recibió esta limitación de procrear —también llamada “planificación familiar”— de una manera distinta. Ellos no tenían muchos problemas con la vivienda, puesto que vivían en el campo y las condiciones de espacio no les afectaban. Lo que sí sucedía era que la familia tradicional china quería siempre tener un hijo varón, ya que buscaban que éste mantuviera la línea sucesoria familiar, por lo que tener un hijo era su principal objetivo y, por supuesto, se les valoraba por encima de las niñas; los niños constituían una parte importante en el núcleo familiar, ya que podían conseguir un trabajo y recibir un pago por ello, lo que aumentaba su nivel de ingresos familiares. En ese sentido, la familia tradicional china se preocupaba por tener hijos ya que eran ellos quienes los cuidarían en su vejez, por ello, al implementarse la política de un solo hijo procuraron que su primer hijo fuese varón, debido a que la mujer al casarse tendría que cuidar de sus padres políticos.
Los efectos de la política de un solo hijo y los choques tradicionales e ideológicos no se hicieron esperar, a priori, este cambio institucional tuvo una respuesta positiva, pero al pasar los años, los ciudadanos comenzaron a desobedecer e ir contra las leyes, lo que provocó una respuesta severa por parte del Estado.
Pero, ¿cuáles son los efectos que tiene la política de un solo hijo, especialmente en las mujeres?
La aprobación del aborto y las innovaciones de anticonceptivos como medidas de control fueron eficientes en cierta parte, hubo un incremento del uso de dichos métodos, pero esto no detuvo el crecimiento acelerado de la población. Conforme pasaban los años, el modo de convencer a las mujeres para abortar comenzó a ser más severo. Hay testimonios donde la policía, al enterarse de que una mujer está embarazada de su segundo hijo, la lleva al hospital a abortar contra su voluntad. Entre otros testimonios, la periodista relata la manera en que obligan a abortar a una mujer con 9 meses de embarazo, a 5 días de aliviarse. Respecto a esto es necesario señalar que el aborto es una decisión personal que sólo la mujer en este estado puede tomar, nadie más debe ni tiene el derecho de obligarle a realizarlo.
De acuerdo con el cuadro 1, la tasa de crecimiento de los abortos inducidos de 1978 a 1980 es del 76.80%. Sí, consecuentemente, el número de abortos aumentaba, llegando a un máximo de 1,349 abortos inducidos en el año 1990. De igual forma, como he mencionado, no todos los abortos fueron voluntarios, sino que en su mayoría fueron forzados, desencadenando problemas psicológicos en las madres, debido a que ellas no querían abortar.
Por otro lado, dada la cultura tradicional china de que su progenitor fuese varón con el fin de mantener la línea sucesoria familiar, la política de un solo hijo tuvo consecuencias deplorables para las niñas. Si el primer hijo era niña, la reacción de los padres era abortar, abandonarla o recurrir al infanticidio.
Dentro de las formas de abandono pueden desencadenarse diversas opciones, que las niñas lactantes fuesen llevadas a un orfanato, fuesen abandonadas a su suerte en las calles, fuesen utilizadas para el tráfico de órganos o inducirlas forzadamente a la trata de blancas, el destino de las niñas abandonadas era desconocido y desalentador. Aunque la opción de ser llevadas a un orfanato pareciera atractiva, las condiciones en las que las niñas vivían en esos lugares eran tristes e inhumanas.
Así, durante la implementación de la política de un solo hijo en China, el infanticidio se volvió una actividad recurrente entre las madres chinas, dado que al prohibirse tener más de uno o dos hijos tenían que acudir a este tipo de prácticas, desarrollándose, de igual forma, las consecuencias antes mencionadas. Además, La discriminación por el nacimiento de niñas sobrepasaba los límites humanos.
La clara preferencia por los hijos nacidos hombre sobre las mujeres podemos apreciarla en la gráfica de población de hombres y mujeres, donde se observa una mayor proporción de hombres en el periodo 1970-2019, mientras que las mujeres permanecen muy por debajo del mismo. No obstante, la discriminación a las mujeres no es una situación propia de China, sino que es una cultura que vivimos incluso en nuestra sociedades occidentales, en nuestra propia carne. La inclinación y preferencia por el hombre no pasa desapercibido, mientras que las mujeres somos señaladas, juzgadas, cuestionadas y revictimizadas a lo largo de nuestra vida.
Así pues, la política de un solo hijo no trajo consigo una tasa de crecimiento del PIB del 0.45% en el periodo 1971-1982. Lo que sí es que, actualmente, la pirámide poblacional de China presenta una forma regresiva, donde la población entre los 20-24 años presenta un 3.3% en hombres y un 2.9% en mujeres, mientras que entre 50-54 años se conforma por un 4.3% en hombres y 4.2% en mujeres, tomando en cuenta la población en envejecimiento, ésta es mayor que la población de jóvenes en edad de trabajar (hijos de la política de un solo hijo). Esto puede tener repercusiones en el crecimiento económico de China dado que son ellos quienes mantendrán a la población en lactancia y en vejez. Sin embargo, se requiere un mayor análisis para observar sus repercusiones detenidamente.
Si bien la política de un solo hijo será beneficiosa o perjudicial para la economía y para la sociedad dependiendo el lente con el que la veamos, es complicado ignorar que se buscaba el beneficio de la población para su vida futura, así como un incremento productivo en las actividades económicas, todo a costa de fracturar a la sociedad china y especialmente a costa de las mujeres.
Bibliografía:
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El número de abortos en China desde 1979 supera a la población actual de EE.UU., LA INFORMACIÓN. (7 de agosto, 2015). Recuperado de: https://www.lainformacion.com/asuntos-sociales/el-numero-de-abortos-en-china-desde-1979-supera-a-la-poblacion-actual-de-ee-uu_lPLSXtKM07rXAbdFFG1Yz/
- Estudiante de Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).