¿Quién es mejor: Alan Moore o Grant Morrison?

O la dualidad en la existencia humana

 

Por Carlos Iván Rodríguez Galván[1]

Como en el mundo literario, el mundo cinematográfico o el mundo musical que tienen un apartado que se le conoce como crítica literaria, crítica musical o crítica cinematográfica, según sea el caso, a la misma usanza, también el mundo del comic, tebeo o historieta tiene ese mundo de crítica y análisis de lo que muchos fans consideran ‘el noveno arte’.

Por eso, el artículo de opinión que nos reúne el día de hoy se centra en dos figuras clave del comic estadounidense (mainstream) y británico, Alan Moore (inglés) y Grant Morrison (escoces).

Ambos fueron pioneros en lo que se conoció en Estados Unidos como La Invasión Británica de autores que de aquel lado del mundo llegaron a la industria estadounidense durante los años 80’s y 90’s. Para evitar desatar polémicas baratas o que alguien por aquí o por allá resulte ofendido, diré que simplemente esto es una opinión que mayoritariamente se basa en un ejercicio ‘cualitativo’ al momento de analizar las obras de otros autores en ambas editoriales (Marvel y DC Comics), donde me encuentro con que la influencia de Grant Morrison se halla impregnada directa o indirectamente por conceptos desarrollados por varios autores en los años 2000’s y 2010’s.

Para empezar, se puede decir que ambos autores son representantes de la magia del caos, que es una filosofía de magia práctica enfocada en resultados, desarrollada principalmente por el ocultista Austin Osman Spare. Este tipo de magia descarta los elementos rituales y supersticiosos de la magia tradicional y se enfoca más en tomar elementos del gnosticismo y el equilibrio de energías positivas y negativas en el cuerpo y mente humana para la obtención de resultados a largo plazo.

De hecho, si uno hace un ejercicio de investigación respecto a la inspiración creativa de ambos, encontraremos que tienen gustos de literatura en común, como por ejemplo citar a Phillip K. Dick, William Burroughs, Aleister Crowley, Thomas Pynchon, Michael Moorcock, Jack Kirby, John Wagner o Bryan Talbot, más allá de que Grant Morrison aceptó que admiraba las primeras historietas de Moore, como V de Venganza.

Otro dato importante está en relación a que ambos autores empiezan casi a la par como escritores en el mercado británico a fines de los 70’s, el inglés a los 25-26 años y el escoces a los 17 años. Pero el que inició con el pie derecho y continuó una carrera de manera regular fue Alan Moore, quien después de algunos fanzines es reconocido por su talento y empieza a escribir un par de historias cortas por aquí y por allá en editoriales como Marvel UK, 2000 AD o la Revista Warrior; además, destaca rápidamente con comics como Capitán Britania, Doctor Who, Marvelman o V de Venganza, que le sirvió para llamar la atención de DC Comics, que lo contacta para ser el nuevo guionista estrella de la editorial en 1984, donde es rápidamente reconocido por su comic de género de terror La Saga de la Cosa del Pantano, que en realidad vendría a hacer un ejercicio de redefinición/deconstrucción de un personaje, de hecho, el primero de muchos que han rodeado a los comics estadounidenses desde los 90’s hasta la actualidad.

Por su parte, Grant Morrison empieza a publicar sus fanzines desde los 14 años, y a los 17 años publica un par de trabajos de manera profesional para la revista Near Myths, solo que a diferencia de Moore, Morrison continúa de manera bastante irregular su carrera en los comics, ya que también lideraba una banda de rock en Glasgow y durante algún tiempo intentó trabajar de burócrata, lo cual solo le sirvió para comprender que no se había enfocado lo suficiente en las historietas y a partir de 1986 se mete de lleno a escribir guiones para varias editoriales como DC Thompson, Marvel UK o 2000 A.D. En esta última genera su primer gran obra reconocida, Zenith, una historia mensual sobre un joven superhéroe británico que tiene que pelear contra un supersoldado nazi que es descongelado en 1987; donde, a su vez, vemos un comic plagado de referencias a temas de la contracultura, thatcherismo, historia, magia del caos, teorías de conspiración, cultura pop y música indie (particularmente a la banda británica The Smiths).

Zenith de Grant Morrison era una respuesta y crítica dura a Watchmen de Alan Moore, y pretendía ser el parteaguas para hacer historias de superhéroes mas optimistas y menos violentas o realistas. Ya que, para ese momento, Watchmen vendría a ser para el género de superhéroes lo que fue el Quijote para la literatura, un cambio de paradigma, un antes y un después en el mainstream norteamericano y lamentablemente, como diría el prolífico dibujante de comics estadounidense Howard Chaykin, “de una historia de superhéroes definitiva se transformó en un modelo a seguir…en un manual de cómo escribir superhéroes”.

Así es, Watchmen era una historia de superhéroes realista, que utilizaba a los arquetipos superheroicos para criticar o satirizar la política, a las celebridades y a la sociedad en general, en un contexto previo a una ‘hipotética guerra nuclear’. Lo que sucedió después es que surgieron historias como El Caballero de la Noche Regresa de Frank Miller o la famosa propuesta de Alan Moore para DC Comics titulada El Crepúsculo de los Superhéroes, que a pesar de ser un intento de hacer una historia definitiva del género de superhéroes, lo cierto es que empezó una tendencia por hacer historias más violentas, en el afán de hacerlas más realistas.

Es ahí que la influencia de Alan Moore se puede ver palpada a lo largo de los años 90’s en historietas como X-Men de Jim Lee, Spawn de Todd McFarlane o X-Force de Rob Liefeld, donde salen personajes musculosos hasta los dientes y en donde, además, cualquier parecido con las películas de acción de Arnold Schwarzenegger, Jean-Claude Van Damme, Chuck Norris o Sylvester Stallone es mera coincidencia.

Estas historietas que fueron mayoritariamente impulsadas por el sello independiente de Image Comics, fueron ampliamente criticadas por su baja calidad y por su empeño en fetichizar la mercancía por medio de las diferentes portadas alternativas que podían llegar a vender millones de copias. Autores como Grant Morrison culparon de este ‘mal’ a Alan Moore, el cual empezó a realizar una historia para el sello Vértigo de DC Comics, que se llamó Animal Man, que en realidad era el relanzamiento de un superhéroe olvidado de los años 60’s, que sirvió de base para crear historias de metaficción y arreglar errores de continuidad en el Universo DC, desarrollando en el camino el concepto de ‘hipertiempo’, en donde toda historia contada antes, durante y después del tiempo presente es válida y entra dentro del contínuum de personajes y eventos superheroicos.

Al final del día, este proceso de rescatar los métodos del pasado no es exclusivo de las historietas, ni el hecho de tocar temas más optimistas, se puede observar, por ejemplo, en la oleada de música indie que surgió con The Smiths, R.E.M., Pixies, Jesus and Mary Chain, Spacemen 3 o Stone Roses en la década de los 80’s, cuyo ideal era trasladar los métodos de producción del pasado hacia el presente de esa época, teniendo como principales referentes las producciones musicales de finales de los 60’s con bandas como Love, The Doors, The Byrds, The Ronettes, Motown Sound o Phil Spector, más enfocados en arreglos orquestales de alta fidelidad traídos de las antiguas big bands y del pop tradicional, descartando las modificaciones y arreglos estilísticos sobrevalorados en los estudios por medio de sintetizadores. Cuando existen artistas demasiado trabajados o sobreexplotados en cuanto a imagen, es ahí donde surge la música indie en contraposición a la música más comercial.

Y a pesar de que Alan Moore trató de redimirse con la historieta de Supreme, propiedad de Rob Liefeld, la realidad es que el daño ya estaba hecho. Y en contraste, a lo largo de los años, Grant Morrison ha ido desarrollando historietas más enfocadas en mensajes positivos, en donde aunque los protagonistas puedan estar viviendo momentos difíciles, siempre tienen una luz y esperanza que hacen que sigan sus vidas sin ningún problema o remordimiento, solo tomándolos como una experiencia de vida.

Y es que a lo largo de los años se ha desarrollado una gran rivalidad entre ambos autores que, a su vez, ha derivado en un gran debate de ¿Quién es mejor, Alan Moore o Grant Morrison?. Sin el afán de descalificar a nadie, desde mi punto de vista, me parece que Alan Moore ha aportado grandes aspectos teóricos al mundo del comic desde los 80’s hasta la actualidad, mientras que Grant Morrison ha aportado más aspectos prácticos al panorama del mainstream norteamericano, desde los 90’s hasta la actualidad, en donde ha desarrollado conceptos prácticos para articular historias y guiones. Como puede ser el hipersello, que es una suerte de tótem o brújula que dicta al creador hacia dónde dirigirse creativa mente, a la usanza del I-Ching chino. Este método fue utilizado por el autor escoces en la creación de grandes historietas como Flex Mentallo, Los Invisibles (antecedente de Matrix) y The Filth, enlazado además a la teoría del caos, en la cual a través de los pequeños cambios, generas a su vez grandes ramificaciones en tu historia.

Un método bastante parecido al que utilizó Phillip K. Dick para escribir su novela El Hombre en el Castillo, y un tanto también a la psicomagia de Alejandro Jodorowsky, que utiliza métodos poco convencionales de escritura automática o escritura en trance, donde se cruzan diferentes tipos de conceptos sacados del psicoanálisis y las filosofías orientales o alternativas que, a su vez, implementaron artistas de vanguardia del siglo XX, como André Breton.

Por eso es que el concepto de hipertiempo que el autor escoces desarrolló en DC Comics a fines de los 90’s en su etapa de la Liga de la Justicia, y del que ya había sembrado las bases en otras historias desde principios de los 90’s como Doom Patrol o Animal Man, se proyectaron en el tiempo hasta la actualidad, primero con Crisis Infinita, 52, Crisis Final, los Nuevos 52, Multiversity o DC Reverte, que son parte del mismo ejercicio de retro continuidad práctico que desarrolló este autor y que ha influenciado, en mayor o menor medida, a varios autores y editores como Dan Didio, Eddie Berganza, Geoff Johns, Scott Snyder, Jeff Lemire, etc.

Y al otro lado de la competencia sucede lo mismo, a pesar de la corta etapa del autor en Marvel, sembró varios conceptos que se desarrollarían a lo largo de varios años hasta la actualidad. Conceptos y personajes desarrollados en la franquicia de X-Men tales como Weapon Plus (o Arma Plus), Casandra Nova, John Sublime, o el cambio de actitud en diferentes personajes como Wolverine, Ciclope o Emma Frost, más allá de la creación de personajes como Marvel Boy o las consultorías que hizo para la creación del Universo Ultimate, dejaron una gran influencia en autores y editores como Brian Michael Bendis, Mark Millar, Kieron Gillen, Rick Remender, Matt Fraction, Jason Aaron, Axel Alonso o Joe Quesada.

Y aunque Alan Moore tenga historietas muy reconocidas como V de Venganza, Watchmen (que ha derivado en múltiples secuelas y adaptaciones), La Cosa del Pantano, la propuesta del Crepúsculo de los superhéroes (que, aunque solo es un ensayo, influenció a la creación de historietas de la talla de Kingdome Come o Wanted), Batman: La Broma Asesina o las historias de Superman: ¿Qué le paso al Hombre del Mañana? O ‘Para el hombre que lo tenía todo’, me parece que sus mejores obras son las que han sido consideradas menores como Supreme, Un pequeño asesinato, From Hell, Big Numbers, Neonomicon o La Liga de los Caballeros Extraordinarios, en donde vemos a un Alan Moore en estado puro, más literario y sin la imposición de los editores o la colaboración e influencia del dibujante en turno, como fue en los proyectos mas reconocidos con Dave Gibbons, David Lloyd, Rick Veitch, Alan Davis, Julius Schwartz, Len Wein, Dick Giordano, etc.

En conclusión, y tomando como referencia la primera temporada de la serie de televisión True Detective, donde el creador y guionista de ésta declaro haberse influenciado de Alan Moore y Grant Morrison, en la cual pueden verse enfrentados los puntos de vista filosóficos de existencialismo vs esencialismo, nihilismo vs materialismo, religiosidad vs ateísmo vs agnosticismo; más allá de ver un montón de referencias a las obras de estos dos autores británicos, la dualidad en la existencia humana queda bien presente en esta serie, como la dualidad música indie vs música comercial, logia blanca vs logia negra (Twin Peaks), católicos vs protestantes, masones yorkinos vs masones escoceses, centralistas vs federalistas, burgueses vs proletariados, Alan Moore vs Grant Morrison, dos caras de la misma moneda en el mundo del comic, los dos son igual de influyentes en su justa medida, dos estilos que se pueden retroalimentar. Solo queda al lector juzgar y conocer quién le ha gustado más.

  1. Carlos Iván Rodríguez Galván, licenciado en Sociología por la UAM Azcapotzalco, farmacéutico de medio tiempo, experiencia como docente de historia y aspirante a guionista de comics.

 

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