Pilar Sanjurjo Murujos (Burzaco, Bs. As., Argentina, 1997), feminista decolonial, estudiante de Sociología, trabajadora de la educación y poeta urbana. https://www.instagram.com/pecesoxidados/
Deshielo
Un cubito de hielo
se desliza
por mi hombro
y cae
como en un tobogán
por mi clavícula
deja huellas en el esternón
y se deshace en el ombligo,
deja una laguna melancólica
que salpica mi dedo índice
-quiero más,
quiero más de ese frío erizando
cada pelito que raspa
áspero,
juega con la tensión
de la insoportable necesidad
de querer más
no es cruel, es su esencia
acuosa y vacía, que se derrite
cuando roza el sol,
no entiende
y se desintegra con el tacto
que le entrega la sangre
no le niego mi piel
me entretengo con su limitado
tiempo de furia
lo dejo
lo dejo esconderse en mi boca
para que sueñe con vapor
y besos de otra especie
eterno retorno
las orillas son indescifrables
no sé si éste es el final o el punto de partida
me obligaron a contemplar
el azul del cielo besando el azul del mar
hay tanto sexo en sus caricias
quisiera unirme a ellos,
morderle las estrellas
tragar su agua salada
cada ola es un paso más a mí
mi cuerpo es invadido de a poco
tengo los ojos abiertos
tengo los pulmones entregados
vinieron a buscarme
ahora se apagan
los rayos y las nubes se esfuerzan
por montar la escenografía más cruel
la más apropiada para los finales
una espesa nube violacea
me rellena el cuerpo de nostalgia y guata
ahora que todo terminó
las ráfagas me llevan, abro la boca
soy un agujero negro. Absorbo al viento,
su acidez me electrifica la lengua
la sobrecarga me hace implosionar
quizás terminar es eso
desaparecer después de tanta tensión
OKUPAS
ser un cuerpo no viene con título de propiedad
y no es que alguien te pueda desalojar
pero hay unas letras chicas en el contrato
a las que nadie les presta atención
ellas anuncian con ceniza en la boca
que si se baja la guardia
alguien puede cruzar la puerta
y quizás sin decir buen día alojarse
en el lugar más apropiado, más incómodo
y quizás vacía las alacenas
y cambia de lugar algunos objetos
y entonces la cama, la heladera
y el polvo entre los adornitos
fingen amnesia. Y una quiere fingir demencia
porque algo en la negación
mantiene viva la realidad. Pero solo se puede
aprender a convivir, así, en los rincones
aprender a ceder, escuchar, conocer
los nuevos ruidos, colores, olores
y un día hasta se llega a encariñar
con el huésped que a esa altura
ya es familia